JUDITH AGUAS
La comunicación empresarial 2.0 es una parte de la comunicación global que pueden realizar las empresas en otros medios más tradicionales: prensa, televisión, radio, carteles publicitarios, etc.
No hay dudas que la comunicación 2.0 ofrece ventajas respecto a la comunicación tradicional: immediatez, rapidez de difusión, feedback de los usuarios, costes económicos relativamente bajos, internacionalización, etc. ¿Pero debemos tener en cuenta que con ella fomentamos la adicción de algunas personas a las nuevas tecnologías? ¿Son éstas las mismas ventajas que ven algunos de ellos en el uso de las nuevas tecnologías y que hace que no puedan vivir sin ellas?
Esta reflexión me ha surgido a partir de la lectura de este articulo (http://www.abc.es/20120220/tecnologia/abci-test-descubre-eres-adicto-201202201157.html) sobre una campaña que ha iniciado Madrid Salud, un organismo dependiente del Ayuntamiento de la capital. Han diseñado un test (http://www.madridsalud.es/abuso_tecnologias.htm) para conocer si se sufre un problema de adicción a las nuevas tecnologías. Este cuestionario, muy sencillo y que se rellena en pocos minutos, está dividido en los apartados chat, Internet, videoconsola y móvil y SMS. Los resultados muestran un semáforo que, según las respuestas del usuario, indica si se encuentra en estado de alerta (rojo), precaución (amarillo) o normalidad (verde), además, de ofrecer unos consejos para solucionar el problema.
En mi caso, me he quedado en amarillo y por lo tanto, en estado de “precaución”, así que no hay que bajar la guardia!
Está claro que como todo, el uso de cualquier herramienta o cualquier hábito, es responsabilidad de la persona que lo realiza, y que criminalizar a las nuevas tecnologías o a las estrategias de comunicación que hacen uso de ellas para conseguir sus objetivos empresariales no tiene razón alguna, pero cuando entramos en el terreno de los menores....quizás un poco sí... o no?
Promociones a través de SMS, ganchos publicitarios que nos invitan a visitar una web, publicidad en redes sociales, sorteos on-line, información de un producto a través de un blog, etc.
¿Creeis que aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías para hacer comunicación de nuestra empresa y mejorar de este modo su reputación corporativa y a largo-medio plazo, sus vendas puede fomentar de algun modo la adicción a Internet o móbil, ya que se ofrecen por este canal aspectos y variables que no se ofrecen por otros?
Como apuntan Llarela Berríos y María Rosa Buxarrais, en su artículo Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y los adolescentes (http://www.oei.es/valores2/monografias/monografia05/reflexion05.htm), las empresas tienen en los menores un público objetivo muy importante, que aunque sin poder adquisitivo importante, actuan de prescriptores en los hogares. Por otro lado, aunque no es objeto de esta reflexión, en el artículo también se comenta la problemática que implica el hecho que las prácticas empresariales puedan interferir en la esfera privada de los individuos, y más en el caso de los menores, y por lo tanto, podríamos entrar aquí a hablar sobre las prácticas en relación a datos personales.
Sinceramente, pues, centrándonos en si la comunicación 2.0 puede fomentar la adicción a las NTIC, opino que como todo, depende de las acciones y de nuestra ética profesional, pero tengo claro que en el caso de los menores, hay que tener una especial atención, que muchas empresas, ávidas de fans en Facebook, seguidores en Twitter, número de páginas visitadas, enlaces entrantes, etc. no tienen ni por asomo.
Aquí os dejo un enlace, de una noticia (http://www.eldiariomontanes.es/20111122/mas-actualidad/salud/actualidad/internet-tecnologias-sociedad-adiccion-201111221952.html) pero que nos revela un dato algo alarmante: un informe de la consultora Capgemini vaticinó que, en 2020, «todo el mundo será adicto a la información». Y digo yo....en 2020 o ya en 2012? Personalmente, me siento un poco adicta a la información y a la comunicación con otros, y eso que el semáforo me ha dicho que estoy sólamente en amarillo!
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